viernes, 15 de enero de 2010

Miguel Suárez. La voz del cuidado, 1970-1995



Miguel Suárez (Vera de Bidasoa, Navarra, 1951).
      Pasó  su niñez en una aldea de la montaña leonesa, de donde procede una parte de su familia, y la primera juventud en la ciudad de León. Reside habitualmente en Valladolid. Creó las artesanales Ediciones Portuguesas y fue miembro fundador de las revistas “Un ángel más” y “El signo del gorrión”. Ha dirigido la colección Icaria-Poesía. Su obra poética ha sido reunida en el libro ‘La voz del cuidado’ (Editorial Dilema, 2009). 


     La Fundación Santiago Montes abre el curso de sus actividades culturales con la presentación de la poesía reunida del autor de ‘La voz del cuidado’

«Es una de las voces más importantes de las últimas décadas del siglo XX»
 
Miguel Suárez es un poeta retirado. Retirado en el estricto sentido de la palabra. Apartado del ruido. Oculto. No cabe duda de que su invisibilidad ha podido afectar a su poesía. Injustamente invisible para su calidad. Pero la colección Ocnos Alas, de la editorial Dilema, dedicada a publicar Poesía Reunida de diversos autores ha contribuido a paliar ese silencio que pesa sobre una obra radical y plenamente contemporánea. El libro, que lleva por título el de su último libro, ‘La voz del cuidado’, se presentó ayer en la Fundación Santiago Montes.
Tres escritores, tres conocedores de su obra en profundidad fueron los encargados de desentrañar una poesía jalonada por títulos como ‘Nombrando el porvenir’, ‘Diciéndolo de nuevo’ o ‘La perseverancia del desaparecido’, título que parece una premonición.

La totalidad del artículo puede leerse en http://islakokotero.blogsome.com/category/miguel-suarez-el-ruinas/

   El archipiélago del amanecer encendió sus puertos. La
vía láctea está ya sobre otras espaldas.


   Insomnes, en sazón, abandonamos nuestro misterio al paso.


   Como el hombre de un día así. En el temblor, se alisa
el pelo.


                                       *


    Nuestro momento a solas. ¡Tan reales los tres chopos,
la pista de tenis vacía, y la lluvia!


   Un paisaje y una lengua es cuanto necesitamos ahora.
Arrecia.